La obediencia de la fe

?No por la ley sino por la justicia de la fe recibieron Abrahán y su descendencia la promesa de que iba a ser heredero del mundo?. Es decir, no fue la observancia de la Ley, sino la justificación obtenida por la fe, la obtuvo para Abraham y su descendencia la promesa de heredar el mundo?. Así por la fe de San José el mundo conoce su herencia: Jesucristo.

Si por la obediencia de la fe de María el Verbo se encarna, por la obediencia de la fe de San José conocemos el Verbo encarnado. Porque San José era ?justo? ? es decir, piadoso, cumplidor de la voluntad de Dios ? decide repudiarla en secreto. Si lo hubiera hecho público María habría sido lapidada y ?nuestros ojos no hubieran visto a nuestro salvador?.

Porque San José es un hombre justo, se abandona en el Señor ante un misterio que le desconcierta: ?sin haber convivido con él, María había concebido?. Porque es un hombre justo juzga rectamente y espera ante lo que no entiende. Por ese abandonarse dócilmente ? aunque no sin sufrimiento ? el Señor le hace saber, conocer y penetrar en el misterio que le desconcierta: ?no temas recibir a María tu esposa porque lo que ha concebido es fruto del Espíritu Santo?.

La respuesta de San José a los planes de Dios es la fe que se hace obediencia rápida para cumplir la voluntad de Dios: ?Cuando José se despertó hizo lo que le había mandado el ángel de Señor? ¡En cuanto se despertó! No espero a entender mejor, asegurarse, buscar una solución ?mejor?. No. Se despertó y puso todo su entendimiento al servicio de la misión recibida de Dios. La fe de San José es una fe operativa, obediente y rápida: ¡Cuando despierta!, no lo deja para más tarde. ?Hizo?: la fe es siempre activa, no es una virtud pasiva. Cuando es auténtica, tiene un dinamismo interior que no permite quedarse parado y lleva a la acción, a la caridad (cf. Ga 5, 6).

Abandonarse en las manos de Dios, no es pasividad. Es confiar en que El sabe más y que quiere hacernos instrumentos suyos. Abandono es docilidad y prontitud a la hora de poner los medios, lo que está a nuestro alcance y cuenta Dios con que hagamos. No renuncia a pensar ni hace dejación de su responsabilidad: Cuidar al Niño y a la Madre. San José pone al servicio de la fe toda su experiencia humana, todas sus cualidades. Cuando vuelve de Egipto ?oyendo que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, temió ir allá?. Ha aprendido a poner toda su capacidad, su inteligencia al servicio de la voluntad de Dios y por eso ha aprendido a moverse dentro del plan de Dios ¡Cuántas veces nosotros hacemos al revés: poner toda nuestra inteligencia y buscar todos los argumentos para hacer coincidir la voluntad de Dios con la nuestra!

Porque la fe de San José se hace obediencia; esta fe obediente pone en movimiento la esperanza. Entonces, la obediencia de la fe se convierte en esperanza, en abandono. Espera porque ama de este modo. Así, la fe, el amor y la esperanza, se convierten en el eje de la vida de San José. Que sea también el eje de la nuestra.